En este tercer artículo de Tayin Ülkantun, en vez de contarles sobre algún grupo, les hablaremos sobre uno de los instrumentos que contribuye a darle su sonido peculiar a nuestra música, siendo uno de los elementos diferenciadores con respecto a las melodías de otros territorios, nos referimos al Bandio o Banjo Mapuche.
Este curioso instrumento, ausente
en la música de otros territorios es uno de los que fueron adoptados
posteriormente a la época precolombina en nuestra zona pero con el tiempo se
hizo parte indisoluble de nuestro canto, a tal punto que es difícil concebir a
los grupos de la zona sin uno de sus intérpretes o una gillatun sin su
acompañamiento.
Para poder comprender el por qué de mejor forma, en la primera
parte haremos un recorrido histórico a través del origen, la evolución, la
llegada y la adopción de este instrumento en nuestro territorio.
Origen y Evolución
El Banjo llegó a América desde África en el siglo XVII, siendo traído por
los esclavos negros que trabajaron en lo que actualmente es Estados Unidos.
Las principales hipótesis
plantean que el nombre actual surge de los probables términos banza, banjil, banje, banshaw o banjar, pero,
por otro lado, se plantea que proviene de la evolución del término portugués bandore, que proviene del español bandurria.
Entre sus parientes africanos
podemos encontrar el Sintir de los gnawa del Magreb y el Xalam del África
Occidental, siendo este último el ancestro más directo.
1.- Sintir
2.- Xalam
Éste tiene su origen en un instrumento
compuesto de una calabaza cortada por la mitad, cubierta por una piel a modo de
tapa armónica, a lo cual se le integraba un mástil al cual se le ponían varias
cuerdas. Las clavijas y el diapasón se integran en el siglo XVII. Con esta
innovación antes mencionada llega a nuestro continente.
Modelos de banjos hechos con calabazas
Para 1784, Thomas Jefferson, en
su libro Notas sobre Virginia, cuenta
sobre los esclavos negros que "Su
instrumento propio es el banjar... y sus cuatro cuerdas corresponden a las más
bajas de la guitarra".
Hasta la década de 1830, éste
instrumento era sólo interpretado por los esclavos afroamericanos, sin embargo,
es durante este período cuando aparece Joel Walker Sweeney, primer intérprete
blanco conocido del instrumento, el cual lo populariza de tal modo que comienza
a integrarse como instrumento del folklore tradicional estadounidense.
Sweeney es el responsable de introducir la
principal innovación que le dio el carácter definitivo a este instrumento: El
cambio de la caja de calabaza por un aro cubierto por una membrana de piel a un
lado a modo de parche. Es así como se gesta este auténtico hibrido entre un
instrumento de cuerda y uno de percusión.
Joel W. Sweeney y su Banjo con Aro
Tiempo después, y en colaboración
con William Boucher, introducen el sistema de fijación del parche con
tornillos, al estilo de los tambores actuales. A partir de 1860, con James
Buckley, en su obra “Nuevo Método de Banjo”, se innova agregándosele al
instrumento los trastes metálicos.
Es con estas innovaciones
anteriormente descritas con las cuales llega a miles de kilómetros al sur del
mundo y ejercería una influencia impensada.
Llegada a la Fütawillimapu
La adopción definitiva de
instrumentos no precolombinos en la música de nuestra zona comienza a mediados
del siglo XIX. Si bien este proceso comenzó con la integración de la guitarra
producto del intercambio cultural entre españoles y williche durante la
conquista, es en el período anteriormente mencionado en el cual se terminan de
agregar buena parte de la instrumentación tradicional de las bandas actuales.
Ya para finales de aquel siglo,
hay registros de artesanos que elaboran vihuelas y violines (como violín se
denominaban a los rabeles, instrumentos de tres cuerdas de la misma familia),
siendo esto evidencia de que desde un
principio la fabricación de estos instrumentos fue y sigue siendo de carácter
artesanal.
El texto “Las Raíces Musicales del Fütawillimapu” de Ponciano Rumian, con
respecto a cómo el banjo fue adaptado, nos cuenta lo siguiente:
Respecto a la incorporación del bandio, el conocido cultor Antonio
Antilef de la localidad de Llahualco, actual comuna de Río Negro, cuenta que:
«Cuando era muchacho, en una fiesta en Riachuelo, por el año 1914, lo
vi por primera vez que lo tocaba un paisano que lo trajo del norte…».
Posteriormente don Antonio Antilef, consigue conversar con el “paisano”
para pedirle y observar el bandio, y de
ello finalmente termina construyéndose un instrumento similar con el cual pasa
a formar parte de los músicos que eran
requeridos para las diversas festividades y velorios que se desarrollaban en la
localidad.
Fue cosa de tiempo para que este
instrumento fuera integrado en la musicalidad cotidiana de los williches
costeños como un instrumento de carácter primeramente recreativo, debido a su relativamente
fácil fabricación, característica que permitió su masificación y su aceptación
colectiva, siendo la máxima confirmación de lo anterior su adopción en las
bandas de rogativa, lo que conllevó a su aceptación en la ritualidad
tradicional de nuestro pueblo.
Con respecto a
lo anterior, “Las Raíces Musicales del
Fütawillimapu” nos señala que:
Evaristo Rupailaf de Punicahuín, San Juan de
la Costa, cuenta que:
«…los caciques y sus principales se
reunieron durante tres días para razonar y concordar el ingreso de estos
instrumentos y esta música en las rogativas williche…».
Según lo que nos indica el texto
“Nütramkan, Domingo 14 de Noviembre de 2010”, es probable que dicho trawün-ngülam se haya realizado a
principios del siglo XX.
«Nuestros fücha y
nuestras tremche dicen que el
Taita Wenteyao manifestó cual era la música que se debía tocarse en los
Ngillatun y cuáles eran los instrumentos que podían utilizarse. La música es el
Wichaleftu que, según dicen
nuestros mayores, es la música que se escucha en la roca. Por tanto, la música
del Ngillatun no fue una decisión arbitraria de alguien o de algún grupo, sino
un deseo del “Abuelito Wenteyao”. »
Con estos dos testimonios,
provenientes de la oralidad, podemos ver que, por un lado, los “caciques”
(lonko y ülmen) concordaron esta disposición de integrar estos instrumentos,
pero, por otra parte, ésta requirió la aceptación del mismo Taita Wentayao,
habiendo un vínculo terrenal y espiritual en la decisión tomada, mostrando también
una vez más lo importante que son ambos planos para la vida del mapuche.
Pronto
Parte 2: Caracteristicas del Bandio
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